¿Como nos dimos cuenta?
La historia se remonta a hace aproximadamente mes y medio. Con el niño apunto de cumplir 10 meses y siguiendo las indicaciones proporcionadas por nuestra enfermera en lo que a nutrición infantil se refiere, decidimos que era buen momento para empezar a introducirle el pescado.
En la última consulta que tuvimos con ella, le comentamos que el niño no quiere ni en pintura la papilla de cereales que en teoría nos había indicado que tenía que tomar en la cena, así que nos sugirió que cambiáramos la papilla por un puré de pescado y verduras.
Utilizando el sentido común, preferimos ignorar las indicaciones de nuestra enfermera y darle al niño por la noche cosas que ya hubiera probado, así que dejamos el tema del pescado para el fin de semana (para estar nosotros y no enmarronar a los abuelos) a mediodía a ver como lo toleraba y menos mal...porque acabamos en urgencias.
La culpable en cuestión fue la merluza. Le hice al niño un puré de patata, zanahoria y merluza, al principio parecía que se lo comía muy bien, cosa que me alegró porque por norma general el sabor del pescado no suele agradar mucho a los más pequeños. Además en casa nos gusta mucho el pescado, de hecho solemos comerlo casi todas las noches, así que si le gustaba ya llevaríamos una batalla ganada.
A la cuarta o quinta cucharada el niño empezó a rechazar la comida, pensé que había sido todo demasiado bonito para ser cierto, así que le limpié la boca para darle un poco de agua y me encontré la sorpresa. Alrededor de toda la boca tenía ronchas rojas, como si un mosquito se hubiese cebado a picotazos con él. A medida que pasaban los minutos las ronchas se le fueron extendiendo hacia el cuello, ojos y orejas y empezó a hinchársele la cara, además se le veía apagado y apático, así que le lavamos bien para quitar cualquier resto de puré y salimos corriendo a urgencias del hospital.
Ley de Murphy, en la sala de espera mientras esperábamos a que al niño le llamaran para mirarle se le bajó el hinchazón y se le quitaron casi todas las ronchas. Aún así le estuvieron mirando bastante bien, nos prohibieron terminantemente darle al niño cualquier cosa que llevase pescado y le derivaron al alergólogo, que le vio el lunes siguiente, cosa que nos sorprendió bastante tratándose de la sanidad pública.
En la consulta de alergia.
Después de revisar el caso y ver que con un 99% de probabilidad el niño sería alérgico le hicieron las pruebas cutáneas para pescado, leche y huevos (de leche y huevos teníamos antecedentes en la familia así que había que descartar). Dichas pruebas consisten en unas gotas de los posibles agentes alérgenos que le echan al niño en el brazo y le dan unos pequeños cortes para que la piel para que ésta absorba el alérgeno. Si se hincha entonces hay alergia confirmada y se procede al tratamiento que determine el alergólogo (generalmente este tratamiento es evitar cualquier tipo de contacto con el agente causante de la alergia).
Pues...¡sorpresa! las pruebas cutáneas salieron negativas. Eso podía significar dos cosas, la primera y mejor que todo había sido fruto de una casualidad y el niño no tenía alergia. La segunda y más real, que la alergia del niño no era tan fuerte como para causar una reacción simplemente con el contacto en la piel pero que al ingerirlo si que le daba reacción.
Para confirmar esto último tuvieron que hacerle una analítica de sangre, la cual dio positiva para todos los pescados, así que de momento Hugo tiene prohibido terminantemente el pescado y cualquier tipo de alimento que pueda contener trazas de pescado. Hay que andarse con cuidado tanto con la contaminación de alimentos (es decir, lavarse muy bien las manos tras manipular pescado y antes de tocar cualquier cosa que el niño pueda llevarse a la boca...osea cualquier cosa, jeje) como con las trazas de pescado que puedan llevar otros alimentos, por ejemplo algunas gelatinas están hechas con harinas de pescado, así que el niño no las podría comer.
En octubre tenemos que volver a llevarle al alergólogo con una ración de emperador, ya que es el pescado que menos alergia le da (no es tonto el niño, el pescado que no le da casi alergia es el más caro :P) e írselo dando allí para ver si le da reacción o no y ver si ha sido una alergia pasajera y podemos ir introduciéndole más pescados poco a poco.
Y hasta aquí nuestra aventura con las alergias...de momento.
Para terminar os daré un consejo que seguramente todos sepáis, nunca le deis alimentos nuevos al niño por la noche, dárselos por el día cuando podáis controlarlos por si aparece cualquier tipo de reacción actuar lo más rápido posible.
Si queréis comentarnos algo o darnos vuestra opinión no dudéis en hacerlo! y si os ha parecido interesante, compartidlo con vuestros contactos!
Nos vemos en el próximo post!!
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